En agosto vuelvo a la vida sana que abandoné en julio por culpa del estrés es cuatro...
Dos feos kilos han venido a engrosar mi vida y me los quiero quitar de encima, junto con otros dos en este mes, con paciencia, elíptica y buen humor. Gracias a Dios no estoy loca del todo y no he cometido tonterías con la bollería industrial ni artesana (dejando aparte el fantástico Sandy que disfruté en The Golden Cupcake en Haro), por lo que me hice la prueba del azúcar y me salió noventa y uno, un dato ideal...
Aún así he vuelto a mis esencias, y una de las cosas que más me ha motivado durante este año de dieta no dieta es inventar desayunos o meriendas llenas de creatividad, diversión y pocas calorías. Aprovechando la fruta de temporada me estoy haciendo unos postres cremosos de ciruela o melocotón maravillosos con:
1 yogur natural desnatado
1 melocotón o
2 ciruelas (en este caso escogí las deliciosas ciruelas claudias de la Nieves que por cierto, celebra su santo en estos días: felicidades a las Blancas, Nieves o Edurnes.)
Bato el yogur y pongo la mitad en el fondo de un vaso de cristal, lo cubro con trocitos de la fruta elegida, luego otra capa de yogur y lo corono todo con más fruta fresca troceada.
Mi madrina que es pediatra me dijo que faltaba más hidratos de carbono en ese desayuno y tras un episodio en el que me desmayé tras hacer deporte al sol, (no estoy acostumbrada, lo mio es el gym), decidí untar mi cremoso en un par de tostadas de espelta que compró mi madrina.
Muchas veces no tomo tostadas porque no sé con qué acompañarlas: la mantequilla y la margarina están descartadas, y el aceite de oliva aunque parezca sacrilegio no es de lo que más me guste... ¿por qué no adornar un pan original con una crema también original?
Dos feos kilos han venido a engrosar mi vida y me los quiero quitar de encima, junto con otros dos en este mes, con paciencia, elíptica y buen humor. Gracias a Dios no estoy loca del todo y no he cometido tonterías con la bollería industrial ni artesana (dejando aparte el fantástico Sandy que disfruté en The Golden Cupcake en Haro), por lo que me hice la prueba del azúcar y me salió noventa y uno, un dato ideal...
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Cremoso de ciruelas |
Aún así he vuelto a mis esencias, y una de las cosas que más me ha motivado durante este año de dieta no dieta es inventar desayunos o meriendas llenas de creatividad, diversión y pocas calorías. Aprovechando la fruta de temporada me estoy haciendo unos postres cremosos de ciruela o melocotón maravillosos con:
1 yogur natural desnatado
1 melocotón o
2 ciruelas (en este caso escogí las deliciosas ciruelas claudias de la Nieves que por cierto, celebra su santo en estos días: felicidades a las Blancas, Nieves o Edurnes.)
Bato el yogur y pongo la mitad en el fondo de un vaso de cristal, lo cubro con trocitos de la fruta elegida, luego otra capa de yogur y lo corono todo con más fruta fresca troceada.
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Tosta de cremoso de ciruela |
Mi madrina que es pediatra me dijo que faltaba más hidratos de carbono en ese desayuno y tras un episodio en el que me desmayé tras hacer deporte al sol, (no estoy acostumbrada, lo mio es el gym), decidí untar mi cremoso en un par de tostadas de espelta que compró mi madrina.
Muchas veces no tomo tostadas porque no sé con qué acompañarlas: la mantequilla y la margarina están descartadas, y el aceite de oliva aunque parezca sacrilegio no es de lo que más me guste... ¿por qué no adornar un pan original con una crema también original?