A modo de traca de final de fiestas, he terminado el verano en la Clínica Universidad de Navarra para hacer mi revisión con el endocrino y con unos cuantos doctores más, es decir, un señor chequeo médico en toda regla, que acabó con buenísimas noticias (independientemente de haber ralentizado mi pérdida de peso, mis análisis están perfectos), y con un pequeño susto porque me tienen que analizar un lunarcito que puede ser un carcinoma basovascular..., por lo que entre consulta y consulta, para rebajar tensión (¿he dicho alguna vez que odio los chequeos?), visité el Corte Inglés de Pamplona, y dentro de él, el rincón Nars, pues quería, deseaba, ¡ansiaba! ver con mis ojos el colorete Liberté que mareas enseñara en su blog aquí.(Ya envié los tres coloretes de Nars a Irene, Sara y Rosa, con un regalito extra para hacerme perdonar la tardanza)
![]() |
Liberté de nars |
Liberté es un tono melocotón subido y muy cálido, que en el pan puede parecer incluso tono teja, pero aplicado queda un rubor soleado, quizás más albaricoque oscuro que melocotón propiamente dicho, un poco parecido, extrapolando en las mejillas, a cómo me quedaba en los labios mi añorado Lipglide de Revlon en el color Apricot Glaze. Es mate, pero no da un aspecto plano, algo que con todos mis respetos (y mi admiración que es de todos conocido) sucede o al menos sucede en mi piel con algunos coloretes mate de Nars, como son el Amour y el Gilda que regalé.
Estuve dudando bastante entre este rubor y el Angelika, porque me he convencido de que necesito un colorete rosa de verdad y porque parece mentira pero llevo años deseándolo y más desde que un maquillador de la talla de Alex Hanson me lo probó...
Pero andaba debatiéndome cuando llegó una chica encantadora y muy profesinal, Alejandra, y me dijo... ¿quieres que te maquille con el Liberté? Y una vez comenzada la magia de los pinceles no hubo marcha atrás.
Me fascina lo profesionales que son las personas que atienden los rincones de Nars en El Corte Inglés, algo que se echa de menos en los muebles de la marca en Sephora, por ejemplo: el maquillador que te atiende en uno de estos corners suele ser inquieto y creativo, tener su propia formación y estar formado también por el grupo Shiseido al cual pertenece la marca.
Alejandra me aplicó la hidratante con color de Nars en el tono Groenlandia, de la cual me enamoré perdidamente. Me encantó la transparencia y el tono tan luminoso, aunque contiene silicona y creo que no me animaré con ella. Luego llegó el turno del rubor Liberté (que fue mi compra), aplicado en mejillas, muy difuminado en sienes y hasta en los párpados para completar un leve ahumado que yo me había perpretado en casa, y en los labios mezcló el gloss Giza, de un tono beige melocotón, con el rosa plateado Angelika.
![]() |
Look Alejandra para Nars |
Éste fue el resultado.
Reseño algo que puede ser una tontería... pero para mí es un gran paso y prueba una vez más cómo los buenos hábitos compensan: siempre que van a maquillarme solían pedirme que me sentara en una silla como de cineasta que para mí era similar al Everest... y me negaba a escalar. Esta vez me dije, "¡tú puedes!", me encomendé a mis horas de elíptica y monte... y ¡subí y bajé de un salto!
El colorete dura, y dura, y dura, como las famosas pilas en el anuncio del conejito. De hecho, por la tarde fuimos a Zarauz, nos regalamos un helado de yogur sin azúcar en la Heladería Italiana (una de las mejores de españa), pasemos por el paseo marítimo, sudamos la gota gorda, y al final... la inevitable sesión de fotos:
![]() |
Liberté, seis horas más tarde |
Liberté continuaba en su sitio, resistiendo ahora y siempre al invasor.
Alejandra y yo disfrutamos de una amena charla sobre distintos productos emblemáticos de Nars. ¡Cuánto sabes!, musitaba de vez en cuando. Y yo empecé a recordar... y es que mi historia de amor con esta firma se remonta a febrero del 2008.
Próximamente en Makimarujeos, un recorrido cosmético-sentimental a través de mi firma favorita.