Hace unas semanas mi padrino me regalaba un adorable monedero en forma de gatito. Fue verlo, y alguna feliz conexión neuronal hizo clic en mi cerebro, regalándome estos dos pensamientos luminosos:
1. Deformación ¿profesional?: miro el monedero tan suave que se diría todo de algodón..., y no veo un monedero, no: ¡veo un mini neceser para llevar un pintalabios y un corrector en un bolso de talla XS!
2. Definitivamente, lo kawaii invade todo. En mi vida, al menos. Si no lo creéis, mirad este nuevo vídeo de YouTube, en el que enseño entre otras cosas mi nuevo brillo labial nivel niña de Preescolar en un adorable formato de osito panda que compré en Claire´s por 2,99 euros. Puedo pensar "qué cursi me he vuelto", pero en realidad pienso que nunca he dejado de ser niña, y por eso me gustan los juguetes, y por eso lo kawaii me acecha tras cada esquina.
Hace un par de años me dediqué a recorrer la geografía española invitada por mi universidad para proclamar en recitales-conferencias una idea que tenía (y tengo) muy clara: la maravilla no sabe de lunes, de granos hormonales ni de jaquecas.
De repente se presenta en forma de hombre arrebatador que te abre la puerta o amiga del alma que te hace reír, porque sí. Puede ser el cielo azul, puede ser una flor nueva en tu terraza, puede ser un libro que te emociona o una barra de labios que te hace brillar. Cada jornada tiene su momento de luz, una luz cotidiana que podemos perder esperando grandes relumbrones: las próximas vacaciones, el viernes que viene, cuando deje de llover, cuando me suban el sueldo, el día de mi boda... Y así se nos pasa la vida, por eso me auto regalé como lema el de "la maravilla acecha tras cada esquina"... Y ahora pienso que la ternura también aguarda escondida en cualquier rincón, y mi reciente delirio friki hacia lo kawaii es sólo una forma de expresarlo, tras un envoltorio que puede parecer ñoño y frívolo.
Fuera de toda filosofía poética de la vida... ¿es kawaii o no elmonedero mini neceser con el que me sorprendió mi padrino?
Y es perfecto para llevar lo más necesario, lo que cualquier mujer puede necesitar en una fiesta: algo de tratamiento, algo de corrección y algo de color. Yo, personalmente, guardo en él mi roll on de caléndula, que me sirve de hidratante puntual, contorno de ojos casual, medicina contra rojeces... Y, además, un labial de formato pequeño o un bálsamo, una talla de viaje de la máscara de pestañas They´re real de Benefit y el supracolor salmón de Kryolan que me saca de más de un apuro: sirve para neutralizar ojeras, sí, pero también he corregido con él las aletas de la nariz enrojecidas por catarro e incluso alguna rojez difusa. Granitos es mejor que no porque se trata de un producto bastante graso, pero como remedio puntual es ¡magia de color salmón!
1. Deformación ¿profesional?: miro el monedero tan suave que se diría todo de algodón..., y no veo un monedero, no: ¡veo un mini neceser para llevar un pintalabios y un corrector en un bolso de talla XS!
2. Definitivamente, lo kawaii invade todo. En mi vida, al menos. Si no lo creéis, mirad este nuevo vídeo de YouTube, en el que enseño entre otras cosas mi nuevo brillo labial nivel niña de Preescolar en un adorable formato de osito panda que compré en Claire´s por 2,99 euros. Puedo pensar "qué cursi me he vuelto", pero en realidad pienso que nunca he dejado de ser niña, y por eso me gustan los juguetes, y por eso lo kawaii me acecha tras cada esquina.
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| Mi botiquín de emergencias cosméticas... kawaii |
Hace un par de años me dediqué a recorrer la geografía española invitada por mi universidad para proclamar en recitales-conferencias una idea que tenía (y tengo) muy clara: la maravilla no sabe de lunes, de granos hormonales ni de jaquecas.
De repente se presenta en forma de hombre arrebatador que te abre la puerta o amiga del alma que te hace reír, porque sí. Puede ser el cielo azul, puede ser una flor nueva en tu terraza, puede ser un libro que te emociona o una barra de labios que te hace brillar. Cada jornada tiene su momento de luz, una luz cotidiana que podemos perder esperando grandes relumbrones: las próximas vacaciones, el viernes que viene, cuando deje de llover, cuando me suban el sueldo, el día de mi boda... Y así se nos pasa la vida, por eso me auto regalé como lema el de "la maravilla acecha tras cada esquina"... Y ahora pienso que la ternura también aguarda escondida en cualquier rincón, y mi reciente delirio friki hacia lo kawaii es sólo una forma de expresarlo, tras un envoltorio que puede parecer ñoño y frívolo.
Fuera de toda filosofía poética de la vida... ¿es kawaii o no el
Y es perfecto para llevar lo más necesario, lo que cualquier mujer puede necesitar en una fiesta: algo de tratamiento, algo de corrección y algo de color. Yo, personalmente, guardo en él mi roll on de caléndula, que me sirve de hidratante puntual, contorno de ojos casual, medicina contra rojeces... Y, además, un labial de formato pequeño o un bálsamo, una talla de viaje de la máscara de pestañas They´re real de Benefit y el supracolor salmón de Kryolan que me saca de más de un apuro: sirve para neutralizar ojeras, sí, pero también he corregido con él las aletas de la nariz enrojecidas por catarro e incluso alguna rojez difusa. Granitos es mejor que no porque se trata de un producto bastante graso, pero como remedio puntual es ¡magia de color salmón!