Hacía mucho tiempo que no sacaba a pasear mi vena de alquimista, quizás porque estoy realmente cautivada por el fluido facial Toleriane Ultra de La Roche Possay, y si algo funciona, ¿por qué investigar buscando alternativas?
Pero nada es para siempre (decían tus ojos tristes ;) y de pronto ayer vi con horror que se me habían terminado a la vez este tesoro cosmético y otro básico en mi tocador: el gel de aloe vera Grisi: ¡zafarrancho de combate!
Pero no..., no se habían acabado sino algo peor: quedaba el fondo, el "culín", ese fatídico diez por ciento de producto que se agarra a las paredes del envase "como la hiedra" y da una rabia suprema desperdiciar...
Así que me apliqué a abrir el bote, que es un tubo con dispensador modernísimo anti contaminación, y tras arduos intentos, ¡lo conseguí!
Acto seguido rellené el tubo con una mezcla de:
- 90% de aceite de almendras dulces: mi aceite vegetal favorito por su poder hidratante y por su suavidad: gracias a sus ácidos grasos esenciales hidrata sin saturar poros y a mí me calma mucho las rojeces.
- 5% mezcla de aceite de coco y aceite esencial de árbol de té para equilibrar agentes nutritivos y antiinflamatorios.
- 5% de resto de crema de LRP.
La idea es que el aceite desprenda lo que queda de crema, y así aprovechar hasta la última gota, convertida en un aceite facial.
Pensé que a la hora de cerrar de nuevo el envase iba a tener problemas al ser "airless", pero de repente hizo clic y todo encajó en mi mundo.
Soy consciente de que para verano puede parecer algo grasoso, el aceite de coco a mí siempre me resulta algo pesado..., por lo que lo reservo para las noches en que vuelva de la piscina y necesito un chute de hidratación.
Para usar por la mañana he rescatado el fondo de gel aloe vera Grisi que me chifla por su frescura y su pureza, y he rellenado el bote con aceite de almendras dulces y cuatro gotas de árbol de té. He batido la mezcla y ha quedado un gel líquido muy suave que me ha dejado el rostro jugoso, calmado e incluso iluminado.
Pero nada es para siempre (decían tus ojos tristes ;) y de pronto ayer vi con horror que se me habían terminado a la vez este tesoro cosmético y otro básico en mi tocador: el gel de aloe vera Grisi: ¡zafarrancho de combate!
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Envase e ingredientes |
Pero no..., no se habían acabado sino algo peor: quedaba el fondo, el "culín", ese fatídico diez por ciento de producto que se agarra a las paredes del envase "como la hiedra" y da una rabia suprema desperdiciar...
Así que me apliqué a abrir el bote, que es un tubo con dispensador modernísimo anti contaminación, y tras arduos intentos, ¡lo conseguí!
Acto seguido rellené el tubo con una mezcla de:
- 90% de aceite de almendras dulces: mi aceite vegetal favorito por su poder hidratante y por su suavidad: gracias a sus ácidos grasos esenciales hidrata sin saturar poros y a mí me calma mucho las rojeces.
- 5% mezcla de aceite de coco y aceite esencial de árbol de té para equilibrar agentes nutritivos y antiinflamatorios.
- 5% de resto de crema de LRP.
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El resultado |
La idea es que el aceite desprenda lo que queda de crema, y así aprovechar hasta la última gota, convertida en un aceite facial.
Pensé que a la hora de cerrar de nuevo el envase iba a tener problemas al ser "airless", pero de repente hizo clic y todo encajó en mi mundo.
Soy consciente de que para verano puede parecer algo grasoso, el aceite de coco a mí siempre me resulta algo pesado..., por lo que lo reservo para las noches en que vuelva de la piscina y necesito un chute de hidratación.
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gel de belleza con aceite de almendras dulces, aloe vera y árbol de té |
Para usar por la mañana he rescatado el fondo de gel aloe vera Grisi que me chifla por su frescura y su pureza, y he rellenado el bote con aceite de almendras dulces y cuatro gotas de árbol de té. He batido la mezcla y ha quedado un gel líquido muy suave que me ha dejado el rostro jugoso, calmado e incluso iluminado.