Bell es esa marca de la que muchas hablan en tono elogioso y con la que yo no logro congeniar. Me ha dado alguna que otra alergia y enormes decepciones. Venga, un Post Destroyer, que me lo andáis pidiendo. ¡Carnaza! ¡Sangre! ¡Salseo cosmético!
Un poco antes de Navidad descubría un local de Druni en la Gran Vía de Logroño, y compraba en la vitrina de Bell estos tres sticks de los que tanto había oído hablar.
Os dejo dos premisas antes de comenzar a fuego:
1. Mi piel es sensible y mixta y no se lleva bien con ciertos ingredientes que, de por sí, tampoco son buenos.
2. Es cierto que las Youtubers que saben maquillarse de verdad utilizan estos productos como un primer paso que luego sellan, pero la única idea que yo tenia de colorido en barra son los Múltiples de Nars, que no necesitan nada más para brillar...
Reconozco que a mí “me va” el maquillaje jugoso, casual, que no soy de estar añadiendo capas ni poniendo polvo sobre crema.
Hago tanto inciso porque parte de la culpa es mía, que no sigo el procedimiento reglamentario y aplico alegremente la barrita sobre mi piel sin sellarla, pero el maquillaje es diversión dijo un gigante de la belleza...
Elegí tres ejemplares a seis euros y medio la unidad y en una promo de tres por dos, es decir el experimento sólo se llevó trece euros de mi bolsillo.
Los rubores no son tan malos, si obvias que en su composición el primer ingrediente es un alcohol graso, el segundo un irritante y el tercero una silicona oclusiva, por lo que el producto es pura mantequilla que hay que extender sobre una base protectora y sellar con un producto en polvo después.
Que se llame a eso hipoalergénico me hostiliza un poco. A lo mejor no incluye los malvados parabenos, oye.
Los tonos son muy bonitos y el segundo es un clon de mi amado South Beach de Nars, eso sí, sólo en lo que se refiere al color. Ya, ya sé que el rango de precio no es el mismo, pero yo como hobbit ingenua que soy esperaba aún cierta calidad...
Y ¡ay, el iluminador! Mostraré una imagen, que según malas lenguas no filólogas vale más que mil palabras...
¿Podéis ver mi nariz? ¿Veis que la piel parece repeler el maquillaje y enseñar hasta el último de sus poros? Pues eso es obra y arte del iluminador en stick de Bell.
Lo aplicas con los dedos y difuminas con brocha: desaparece. Lo vuelves a aplicar y permanece, sí, pero bebiéndose el maquillaje que hay debajo: te deja la piel expuesta y se tumba encima, el muy vago y comodón.
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Os dejo dos premisas antes de comenzar a fuego:
1. Mi piel es sensible y mixta y no se lleva bien con ciertos ingredientes que, de por sí, tampoco son buenos.
2. Es cierto que las Youtubers que saben maquillarse de verdad utilizan estos productos como un primer paso que luego sellan, pero la única idea que yo tenia de colorido en barra son los Múltiples de Nars, que no necesitan nada más para brillar...
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Hago tanto inciso porque parte de la culpa es mía, que no sigo el procedimiento reglamentario y aplico alegremente la barrita sobre mi piel sin sellarla, pero el maquillaje es diversión dijo un gigante de la belleza...
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Los rubores no son tan malos, si obvias que en su composición el primer ingrediente es un alcohol graso, el segundo un irritante y el tercero una silicona oclusiva, por lo que el producto es pura mantequilla que hay que extender sobre una base protectora y sellar con un producto en polvo después.
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Abajo South Beach de Nars, arriba número 2 de Bell |
Que se llame a eso hipoalergénico me hostiliza un poco. A lo mejor no incluye los malvados parabenos, oye.
Los tonos son muy bonitos y el segundo es un clon de mi amado South Beach de Nars, eso sí, sólo en lo que se refiere al color. Ya, ya sé que el rango de precio no es el mismo, pero yo como hobbit ingenua que soy esperaba aún cierta calidad...
Y ¡ay, el iluminador! Mostraré una imagen, que según malas lenguas no filólogas vale más que mil palabras...
¿Podéis ver mi nariz? ¿Veis que la piel parece repeler el maquillaje y enseñar hasta el último de sus poros? Pues eso es obra y arte del iluminador en stick de Bell.
Lo aplicas con los dedos y difuminas con brocha: desaparece. Lo vuelves a aplicar y permanece, sí, pero bebiéndose el maquillaje que hay debajo: te deja la piel expuesta y se tumba encima, el muy vago y comodón.