Al mal tiempo... ¡rubor melocotón! Y si viene embotellado en una polvera de ensueño, de las de sacar del bolso y retocarse a la vista del publico para que muera de envidia, y firmado por una casa clásica y prestigiosa como Clarins, ¿podríamos pedir algo más?
Podemos, sí, desear que el capricho nos salga menos caro que en el Corte Inglés de España, donde los precios de Clarins están por las nubes: estos coloretes, que ya descubrí gracias a Miss Potingues hace meses, cuestan ¡cuarenta! euros (o treinta y dos como gran oferta), si los buscas en la página web de los grandes almacenes, y a mí me parece demasiado.
Cuestión distinta es que yo pueda gastarme esa cantidad en productos de Nars y siempre me parezcan una gran inversión: es algo totalmente subjetivo, pero sucede. Y, sin embargo, a mí Clarins llevaba tiempo tentándome y despertando mi curiosidad..., y el momento adecuado llegó en la perfumería Mass en Oporto:
Local en el que encontré un mueble expositor de la nueva colección de primavera de la firma, The Milkshakes, y en ella dos nuevos y deliciosos tonos de los coloretes re formulados en el pasado otoño: Joli blush, a un precio de ¡veinticuatro euros!
Con este precioso envase y un descuentazo así, tenía que comprarlo. Y fue mi última adquisición en Oporto antes de que todo se paralizara.
La polvera es coqueta a rabiar, algo pesada y voluminosa aunque su redondez la redime y la hace perfecta para el neceser.
Posee un estampado de zigzag melocotón en la tapa, un espejo panorámico y una brocha que me ha dejado obnubilada, pues es suave, tupida, en forma de abanico y de pelo sintético: la herramienta perfecta, al fin.
Hablemos del color número seis: Cheeky Peachy, un melocotón clásico, radiante y soleado, que a pesar de textura algo seca se deposita en las mejillas con suavidad y a pesar de su acabado mate derrocha luz, y una luz muy duradera:
Regalando frescura, inocencia, descaro y alegría al rostro por toda una jornada, tiñendo las mejillas del tono mas vivo y jugoso que el pantone pueda imaginar.