Este verano os sugiero aprovechar los auténticos chollos que lanza mi firma favorita, Nars, en sus rincones del Corte Inglés. Lo llaman Límite 48 horas horas y consiste en que por dos días hay un cuarenta por ciento de descuento en artículos seleccionados.
Una siempre tiende a pensar mal, y espera casi con angustia existencial que los "artículos seleccionados" sean de poco interés, pero en Vitoria encontré uno de los objetos de mis desvelos, la paleta de iluminadores de la colección Orgasm del año pasado, que Tomás me probó en Sephora y que ya entonces me pareció maravillosa...
... ¡Rebajada a veintisiete euros!
No me lo pensé, y lo que ahora me pregunto es cómo he podido tardar tanto en tenerla, resistir la tentación de estos sublimes seis iluminadores en crema, pero con una fórmula nada grasa, nada pesada, repleta de aceites y ceras naturales pero cero por ciento de petroquímica.
Nada más verlos, una de mis primas comentó que estos seis tonos sirven también como sombras de ojos, sobre todo los tonos centrales de la paleta que en esta ocasión no utilicé.
Y también como coloretes, añadí yo. Pues ese rosa casi fucsia del extremo derecho y ese ciruela del centro, ¿qué son sino rubores en crema?
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En mi dedo meñique podéis ver el rosa fucsia, aunque en este Post probaré los iluminadores más clásicos, los señalados en la siguiente imagen, que podéis ver en ésta en mis dedos índice (rosa piel cálido), corazón (blanco luz dorada) y anular (un rosa algo más subido de tono pero cálido, con tientes melocotón).
Con esta composición de lugar y con ganas de estrenar mi compra en un look sencillo pero lleno de luz, me maquillé la piel con mi maquillaje solar de Be+, rellené los labios con mi gloss ciruela de Buxom y delineé los ojos con un lápiz gris de Catrice, y dejé todo lo demás en manos de esta mágica paleta
Lo primero era iluminar lagrimal y arco de la ceja, y para eso viene que ni pintada la sombra luz en crema, extremo izquierdo superior, un iluminador pálido clásico, con cierto matiz dorado pero blanco a fin de cuentas. Para la nariz y el arco de Cupido opté por la sombra que hay debajo, que es más rosada y más natural sin dejar de resultar radiante.
Llegó el momento de encender la parte alta de los pómulos, y para ello nada mejor que el tono extremo inferior izquierdo, un rosa ruborizado entre tostado y melocotón. Un tono campestre, color de vacaciones.
El acabado es pura crema, chispeante pero sin purpurina. Y creo que con esto mi arsenal de iluminadores está completo para esta vida y para la otra, ¡luz a raudales y un estuche joya en mi tocador!