La sensación del momento: una colección de la firma Revolution inspirada en la mítica serie Friends a la que Leti de My Crazy Makeup ha dedicado un suculento vídeo y Ratolina un par de historias diciendo que no le gusta, consta de paletas prescindibles en mi opinión y de labiales absolutamente sublimes:
Salió al mercado el dieciséis de septiembre, el mismo día en el que la descubrí en el Primor de la calle San Antón en Logroño, en uno de esos expositores de cartón tan característicos de la tienda que en esta ocasión me pareció adorable, entre otras razones porque no entorpecía el paso:
Lo único que faltaba es el famoso neceser que ha hecho correr ríos de tinta cibernética, pues al parecer está estampado con las langostas de las que tanto habla Phoebe y ya está agotado en Maquillalia.
Esos mismos simpáticos crustáceos decoran el gloss dedicado a Phoebe:
Un envase muy "cute" y con un punto friki bastante poderoso, o sea, con mi nombre en letras de neón, pero el color fucsia o magenta que comparten tanto el gloss como la barra de labios dedicadas a Phoebe no me mata, al igual que no me convencían las paletas, y estoy tratando de no consumir por consumir.
En cambio, los labiales inspirados en Rachel y Mónica me enamoraron a primera vista, desde el vídeo de Leticia: el gloss de Rachel es translúcido y no descarto hacerme con él, pues siempre ando a la busca del brillo de labios transparente ideal, pero el que sí me llevé fue el de Mónica, un rosita coral iridiscente, con mil partículas plateadas surcando su superficie.
Me gusta mucho cómo se siente en el labio: cremoso, lácteo pero ligero. Dura varias horas intacto si no comes, beses, fumas etc., y, aunque no se lleva bien con la mascarilla, no atrae todo hacia sí como un poderoso imán. La tonalidad es dulce y suave y las burbujas de plata no raspan ni se hacen notar más de lo debido. Es un gloss de categoría.
Y las clásicas barras también lo son, comenzando por su envase: metálico, en oro rosado, con cierre de clic y una boca maquillada en su color exacto en la tapa..., todo grita "producto de lujo" a grandes voces. Y, sin embargo, cuestan cinco con noventa y nueve euros en Primor y hay oferta del 3x2, por si fuera poco.
La de Mónica es ese tono entre labio natural y melocotón que a mí me vuelve loca:
Su acabado no es brillante, pero tampoco plano o terroso: se trata del clásico labial cremoso pero bastante mate, aunque si le da el sol puede verse la jugosidad que desprende. Y huele a barra de labios tradicional, con un punto dulce y otro punto cosmético.
Por último, la barra de Rachel cabalga entre tonalidades muy de moda: es oscura pero dulce, ciruela pero "mauve", incluso evoca ligeramente la idea de labio mordido o subido. Se puede modular y en pequeñas cantidades recrea ese efecto de "mi labio pero mejor", mientras que, si te lo aplicas con toda su potencia...
Tenemos un labio baya, una boca frutal de otoño. La textura es cremosa peo el acabado carece de brillo, como su compañero. Son barras muy confortables, para sentirte cómoda, duraderas y nada maleables: yo las he llegado a lucir bajo mascarillas algo holgadas y no las mancharon... demasiado.
En estos labiales he encontrado, tal vez, ¡a mi media langosta cosmética!