Me aficioné a leer reseñas de muestras gracias a Mareas. Me parece un tipo de Post muy ameno y educativo a la vez, enseña deleitando como dijo el poeta latino Horacio...
Si no suelo escribir con más frecuencia sobre muestras es porque las acabo guardando en cajones insondables y luego no las encuentro, porque realmente no son para mi tipo de piel o no me interesan.
Pero en los últimos tiempos he sido afortunada, o mis perfumerías favoritas han sido generosas conmigo.
Y he decidido guardar mis pequeños tesoros dentro de una auténtica joya: este neceser de Mlle Héloise pour La Marelle, comprado en la desaparecida tienda Isadora, en Sevilla, y regalo de mi añorada amiga Cris.
Hoy hace exactamente un mes que se fue al cielo, y me parece bonito honrarla con una sesión de autocuidado chic, una ronda de rarezas Beauty que tanta curiosidad le despertaban.
En Sephora me regalaron un par de muestras de productos de la carísima pero eficaz, sería y muy lujosa marca Sisley:
Un contorno de ojos con una curiosa textura gelificada y transparente que, por ser Sisley quien es, deja la zona relajada y radiante...
Pero no compro: ni siquiera he ido a mirar el precio en Internet porque soy feliz con el mío de Cerave que seguramente será diez veces más barato.
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Y una mascarilla cremosa a la rosa negra que ha sido una revelación, toda una tentación.
Un cóctel de ingredientes botánicos calmantes como rosa, magnolia, geranio, vitis vinifera y varias clases de alga, y principios hidratantes como la manteca de karité, la glicerina y el escualano.
Cuesta la friolera de noventa y cuatro euros.y cómo dejará la piel, señoras, que me he planteado adquirirla en el Black Friday.
En la imagen anterior la veis recién aplicada: no forma costra sino que parece, como su nombre indica?una crema. De hecho no tuve que retirar producto alguno porque todo lo había aprovechado mi sedienta piel.
En esta foto veis mi rostro después, sin gota de maquillaje, salvo el delineado a ras de pestañas superiores e inferiores.
Aquí sí que aparezco maquillada por completo, pero la luz que irradia mi piel se debe en gran parte al tratamiento.
Atravieso una época de estrés y mi rostro estaba hecho un desierto hasta que este sobrecito de cuatro mililitros paradisíacos llegó a mi vida.
Me caso, por la iglesia y con banquetazo: ¡sí, quiero!