Queridas lectoras de Makimarujeos.... (y si hay algún tímido lector, o no tan tímido, también se le saluda), ante todo, ¡feliz Navidad!
Me ha parecido que la mejor manera de comenzar estas vacaciones, (¡sí, estoy de vacaciones!), es publicando las últimas Reflexiones en la bañera del año 2021, ea.
Sección del blog ésta que tiene bastante predicamento entre algunas de vosotras, y además para una vez que tengo unas espectaculares fotografías bañeriles, ¡aprovechemos la ocasión!
Tengo también material sobre Nars y sobre la paleta de Mycrazymakeup, pero ésas coparán mis looks de Nochebuena y Año Nuevo...
¡Comencemos por el relax!
1. Un mar azul me esperaba al llegar a casa de mis padres.
El filósofo Rafael Alvira dijo de la familia que es el lugar al que siempre se vuelve, y en mi vieja bañera sevillana me estaba aguardando no sólo el cariño materno, sino esta sublime bomba de Lush que compré en primavera.
2. El precio de las bombas de Lush ronda los siete euros la unidad.
Por otro lado, su gracia radica en arrojarla entera al agua caliente, sobre todo si va a teñirla en semejante espectáculo, por lo que el baño te sale caro, un baño de lujo, casi parecido a un circuito de spa, y hay que elegir la ocasión.
En este caso la bomba llevaba meses cuidadosamente guardada, esperando al día de mi cumpleaños, por ejemplo.
3. Así que al cumplir 44 castañas me sumergí en esta espuma fragante y cambiante, del azúl al rosa y con un fondo de purpurins que grita fiesta por todos los poros de la piel.
El aroma no es muy evidente: yo le saco un punto a limpio, a jabón nada más, pero, ¿qué más necesito? Es la experiencia Moussel con bonus track de fantasía, de Cine Exín.
4. Y una vez resuelta la nota cosmética, nos queda ahondar en el meollo de estas reflexiones: he cumplido 44 años.
Y ha llegado la temida crisis de los cuarenta a mí vida.
5. No os rías, que va en serio. Por primera vez en mi vida me he sentido muy... mayor.
Insertense aquí las frases del tipo "pues tienes piel de cría", que no sé si consuelan o todo lo contrario, desasosiegan.
Porque los años son los que son, no los que te dice la piel, y jugar a ser niña debe ser un viaje interior, algo del alma...
Pero el espejo no debería mentirte: amenaza Dorian Gray.
No, no estoy pidiendo una ración de canas y arrugas: sí que he notado con la cuarentena una imperiosa necesidad de cuidar el contorno de mis ojos, pero mentiría si negara que "de piel ando bien". Como de amigos.
6. Son el tesoro de toda una vida, el regalo que hay que cuidar más aún que la piel. Sólo en ese día recibí un centenar de mensajes y llamadas, y Merl me regaló mitones de lana y un atardecer..., así que dejo de lamentarme y vuelvo a cultivar mi teoría del asombro y el agradecimiento.
7. Pero no he podido evitar pensamientos del tipo: "mi madre tenía una hija adolescente (yo) a mi edad, mi prima favorita que tiene mi edad cuenta con DOS hijas adolescentes, ¿y yo qué tengo? ¿En qué se me ha ido la vida?"
8. Pensamiento éste muy dañino y patrocinado sin duda por el malvado patriarcado, pues todas sabemos ya que una mujer no se define en términos de maternidad o pareja.
Y ya tuvo tentaciones parecidas mi admirado poeta Miguel d'Ors, siendo hombre y padre de varios hijos:
"Mi casi medio siglo se pregunta
dónde demonios estará la vida"
9. Y además vienen mis padres, que por razones obvias quieren sentirme siempre joven, y se enfadan si me oyen hablar de medio siglo, y me recuerdan mis siete libros de poemas publicados...
10. Siete libros como siete hijos. Una carrera universitaria y blablabla. Que justamente ayer conseguí cerrar el papeleo para pedir la titularidad a la ANECA.
Y al final, basta mirar al Niño para saber que no tengo que demostrar nada a nadie: lo más valioso de nuestra vida es puro regalo.