En medio del bucólico campus de Navarra se partieron en dos mis antiguas gafas color chocolate y verde agua y me llevé un disgusto..., pero al final ha sido para bien, como (casi) todo en este vida: gracias a ese traspiés he descubierto las gafas de mi vida, ¡con monturas de pasta transparente como las de Jesús del Pozo que tuve hace diez años!
Diáfanas, traslúcidas, volátiles..., eran lo que tantas veces busqué y no encontraba: mi media naranja hecha gafas de vista... Eres tú el príncipe transparente que yo soñé...
Antes de perder irremediablemente la cabeza por un conjunto de cristal y acetato os cuento que las compré en + Visión y que además me han salido baratísimas (ciento veinte euros todo: revisión más cristales difíciles, ya que tengo mucho astigmatismo en un ojo, más el objeto de mis desvelos en cuanto a monturas). Este conjunto soñado y hecho realidad también me permite mostraros un look bastante potente sin que se vea recargado:
En realidad en el post de hoy "no tocaba" mostraros gafas nuevas sino desgranar un maquillaje que os enseñé en mis redes sociales el pasado viernes, recién salida de la peluquería. La idea era recrear los colores de la famosa paleta Naked heat de Urban Decay pero sin desembolsar cincuenta euros, con utensilios y armas de colores que tengamos por casa, a saber: una sombra dorada cálida en crema y un colorete rojo. Con ambos ingredientes, mezclando y jugando a sumar o restar intensidad roja o dorada, podemos conseguir toda la gama de tonalidades fuego que componen la ya mítica (y cara) paleta.
Entre la primera y la segunda fotografía que os ofrezco hay varias diferencias: el cabello recién planchado... o no, delineador negro en la línea de agua gracias a Kat Von D... o no, y piel jugosa y rozagante... o no; en la segunda imagen llevo la BB crem Perfect Cover de Missha que me apaga un poco la tez, frente a la base Fórmula Pura de Deborah que es toda luz. Pero los protagonistas en ojos y labios son tres productos que se repiten en ambas ocasiones:
Por un lado, la sombra en crema es el Lingerie Lid en tono Gold de Nyx, un dorado ámbar sublime. Y por otro, un componente rojizo. Yo utilicé el rubor de la paleta True Story de Nars, pero creo que toda fetichista del maquillaje guarda un colorete rojo en su tocador: desde el mítico "Bite of an apple" de Mac al Scandalous de Sleek o a ejemplares de Nyx mucho más accesibles al no tratarse de ediciones limitadas antiguas, ya de culto...
Me emocionó comprobar que mis nuevas gafas, tan gráciles, admitían este look y lo realzaban, como se puede ver en la anterior imagen.
En este caso no he delineado a ras de pestañas para no cargar el maquillaje: apliqué la sombra dorada con el dedo en todo el párpado móvil subiendo un poco incluso por la cuenta y en el párpado inferior uniendo ambos trazos en las esquinas.
El truco para que estas sombras aguanten horas sin hacer pliegues es extender primero una pequeña cantidad a modo de primer, y luego a toques la cantidad deseada. A continuación, con un pincel tipo lápiz, apliqué el pigmento rojo, desde el exterior hasta el centro y siempre sin entrar en el lagrimal.
Lagrimal que abrí con el iluminador dorado frío número uno de la colección de otoño de Kiko (que os recomiendo vivamente). En mejillas apliqué el mismo rubor con un punto del iluminador por encima, y en labios, tras una generosa capa de bálsamo, utilicé la sombra en crema dorada de Nyx que no resultó nada incómoda y sí duradera hasta siglos insospechados..., y el inefable colorete rojo aplicado en el centro de la boca.
Una última anotación: el rímel perfecto para combinar con gafas me parece que es la máscara Roller Lash de Benefit. Porque tiñe de negro y alarga las pestañas, sí, pero al curvarlas (y mucho), las aleja del cristal. Era ya mi rímel favorito, pero al verlo tras mis nuevas gafas me ha vuelto a conquistar.
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#nofilter en ninguna fotografía de este post |
Diáfanas, traslúcidas, volátiles..., eran lo que tantas veces busqué y no encontraba: mi media naranja hecha gafas de vista... Eres tú el príncipe transparente que yo soñé...
Antes de perder irremediablemente la cabeza por un conjunto de cristal y acetato os cuento que las compré en + Visión y que además me han salido baratísimas (ciento veinte euros todo: revisión más cristales difíciles, ya que tengo mucho astigmatismo en un ojo, más el objeto de mis desvelos en cuanto a monturas). Este conjunto soñado y hecho realidad también me permite mostraros un look bastante potente sin que se vea recargado:
Look Naked heat sin la Naked heat |
En realidad en el post de hoy "no tocaba" mostraros gafas nuevas sino desgranar un maquillaje que os enseñé en mis redes sociales el pasado viernes, recién salida de la peluquería. La idea era recrear los colores de la famosa paleta Naked heat de Urban Decay pero sin desembolsar cincuenta euros, con utensilios y armas de colores que tengamos por casa, a saber: una sombra dorada cálida en crema y un colorete rojo. Con ambos ingredientes, mezclando y jugando a sumar o restar intensidad roja o dorada, podemos conseguir toda la gama de tonalidades fuego que componen la ya mítica (y cara) paleta.
Los ingredientes... |
Entre la primera y la segunda fotografía que os ofrezco hay varias diferencias: el cabello recién planchado... o no, delineador negro en la línea de agua gracias a Kat Von D... o no, y piel jugosa y rozagante... o no; en la segunda imagen llevo la BB crem Perfect Cover de Missha que me apaga un poco la tez, frente a la base Fórmula Pura de Deborah que es toda luz. Pero los protagonistas en ojos y labios son tres productos que se repiten en ambas ocasiones:
Por un lado, la sombra en crema es el Lingerie Lid en tono Gold de Nyx, un dorado ámbar sublime. Y por otro, un componente rojizo. Yo utilicé el rubor de la paleta True Story de Nars, pero creo que toda fetichista del maquillaje guarda un colorete rojo en su tocador: desde el mítico "Bite of an apple" de Mac al Scandalous de Sleek o a ejemplares de Nyx mucho más accesibles al no tratarse de ediciones limitadas antiguas, ya de culto...
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Detalle ojo entrecerrado |
Me emocionó comprobar que mis nuevas gafas, tan gráciles, admitían este look y lo realzaban, como se puede ver en la anterior imagen.
En este caso no he delineado a ras de pestañas para no cargar el maquillaje: apliqué la sombra dorada con el dedo en todo el párpado móvil subiendo un poco incluso por la cuenta y en el párpado inferior uniendo ambos trazos en las esquinas.
El truco para que estas sombras aguanten horas sin hacer pliegues es extender primero una pequeña cantidad a modo de primer, y luego a toques la cantidad deseada. A continuación, con un pincel tipo lápiz, apliqué el pigmento rojo, desde el exterior hasta el centro y siempre sin entrar en el lagrimal.
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Detalle ojo abierto |
Lagrimal que abrí con el iluminador dorado frío número uno de la colección de otoño de Kiko (que os recomiendo vivamente). En mejillas apliqué el mismo rubor con un punto del iluminador por encima, y en labios, tras una generosa capa de bálsamo, utilicé la sombra en crema dorada de Nyx que no resultó nada incómoda y sí duradera hasta siglos insospechados..., y el inefable colorete rojo aplicado en el centro de la boca.
Una última anotación: el rímel perfecto para combinar con gafas me parece que es la máscara Roller Lash de Benefit. Porque tiñe de negro y alarga las pestañas, sí, pero al curvarlas (y mucho), las aleja del cristal. Era ya mi rímel favorito, pero al verlo tras mis nuevas gafas me ha vuelto a conquistar.