& Other Stories es la marca de lujo (o "firma high") del gigante sueco H&M, que hace un tiempo puso local en Madrid, ocupando un lugar emblemático: el Teatriz que hace chaflán con la calle Hermosilla, que fue un teatro y luego un restaurante donde he comido con mis padres y mis tías en más de una ocasión.
Comer, lo que se dice comer a la carta solo recuerdo una vez invitada por mis padres, pero se incrustaron en mi memoria varios aperitivos que disfruté allí con mi tía Ana, degustando una deliciosa burratta italiana por lo que cuando el local cerró sus puertas lloré..., y ahora que alberga una de mis tiendas madrileñas favoritas me alegro infinito.
En el puente de la Inmaculada fui con mis tres primas que también adoran la firma, y en la tarde previa a Nochevieja también nos sumergimos en ella, sintiéndonos como cuando éramos adolescentes y recorríamos Vitoria en Navidad buscando pantalones vaqueros y nuestros primeros "pintalabios" de lujo...
Porque & Other Stories es un espacio múltiple que ofrece ropa, accesorios, calzado y ¡cosmética! Y mientras mis primas, que están plenamente a la moda y tienen un estilo (y un cuerpazo) impresionantes se dedicaban a los modelos..., yo me perdía en el universo de los complementos y el maquillaje.
De los primeros me llevé este monedero en forma de matrioshka o muñeca rusa, en piel verdadera (no apto para veganos.)
En realidad me llevé dos, uno para mí y otro para regalar a una de mis primas que cumplía años. El precioso monedero cuesta (spoiler alert, María, si estás leyendo este post salta a l siguiente párrafo) veinticinco euros, un poco subido para ser un mero accesorio, pero un precio justo sin miramos la belleza del acabado y calidad del material. Lo hay también en naranja.
Pero, por supuesto, mis ojos iban flechados hacia la sección de cosmética que es variada y riquísima, aunque ya no es barata: digamos gama media alta. Existe una gama de perfumes de ensueño, de hecho tienen un perfume de mimosa y lo tengo, lo malo es que en mi piel es altamente suspiroso pero he decidido volver a usarlo añadiendo vaselina en puntos estratégicos de la piel, a ver si consigo fijar el aroma...
Y, dentro del maquillaje, me chiflan sus barras de labiales que salen por quince euros, y en estas navidades me llevé dos a casa. Uno es desastre total; otro, amor para siempre.
Desastre y cataclismo es este Kawund gold que yo traduzco como "cagüen gold". Un oro amarillo que parchea y se mete en cualquier imperfección, marcándola. Ole yo.
A ver, Adaldrida de mis entretelas, ¿cómo se te ocurre presentar una foto con luz artificial, en pijama, desmaquillada y con gafas? ¿No sabes que las imágenes ruedan luego por el ancho mundo de internet, para un escarnio sin final?
Pues eso, para que veáis el labial de la forma menos engañosa posible: esta soy yo un domingo a las nueve de la noche en mi cocina, sin trampa ni cartón, y este es el dorado amarillo menos favorecedor de la historia.
¿Por qué lo compré? Amigas, porque me lo había probado en tienda (previa limpieza con un tisuue alcoholizado), en mis labios sonrosados por culpa de un labial previo, y el resultado era precioso. Así que lo que haré sera utilizar este labial sobre un delineador color labio... y tras exfoliar muy mucho.
Y llegamos a la perfección hecha barra de labios, al labial más favorecedor del mundo, al labial de estas navidades: Fedora Mauve de &Other Stories. Cuesta lo mismo que el anterior, quince euros, pertenece a la misma línea y sin embargo dura siglos sobre el labio, hidratándolo y sin descomponerse sobre él.
Cada vez amo más los tonos ciruela claro, "malvas", y este de sugestivo nombre encontró su media naranja en esta chaqueta morada de la tienda 4X4 de Logroño que conseguí en una especie de mercadillo familiar de ropa que solemos hacer mis tías, primas y yo durante las vacaciones.
Ahora sí que sí terminé con los hauls y looks navideños..., y prometo que el siguiente post serán unas reflexiones en la bañera.
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En el puente de la Inmaculada fui con mis tres primas que también adoran la firma, y en la tarde previa a Nochevieja también nos sumergimos en ella, sintiéndonos como cuando éramos adolescentes y recorríamos Vitoria en Navidad buscando pantalones vaqueros y nuestros primeros "pintalabios" de lujo...
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De los primeros me llevé este monedero en forma de matrioshka o muñeca rusa, en piel verdadera (no apto para veganos.)
En realidad me llevé dos, uno para mí y otro para regalar a una de mis primas que cumplía años. El precioso monedero cuesta (spoiler alert, María, si estás leyendo este post salta a l siguiente párrafo) veinticinco euros, un poco subido para ser un mero accesorio, pero un precio justo sin miramos la belleza del acabado y calidad del material. Lo hay también en naranja.
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Y, dentro del maquillaje, me chiflan sus barras de labiales que salen por quince euros, y en estas navidades me llevé dos a casa. Uno es desastre total; otro, amor para siempre.
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A ver, Adaldrida de mis entretelas, ¿cómo se te ocurre presentar una foto con luz artificial, en pijama, desmaquillada y con gafas? ¿No sabes que las imágenes ruedan luego por el ancho mundo de internet, para un escarnio sin final?
Pues eso, para que veáis el labial de la forma menos engañosa posible: esta soy yo un domingo a las nueve de la noche en mi cocina, sin trampa ni cartón, y este es el dorado amarillo menos favorecedor de la historia.
¿Por qué lo compré? Amigas, porque me lo había probado en tienda (previa limpieza con un tisuue alcoholizado), en mis labios sonrosados por culpa de un labial previo, y el resultado era precioso. Así que lo que haré sera utilizar este labial sobre un delineador color labio... y tras exfoliar muy mucho.
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Cada vez amo más los tonos ciruela claro, "malvas", y este de sugestivo nombre encontró su media naranja en esta chaqueta morada de la tienda 4X4 de Logroño que conseguí en una especie de mercadillo familiar de ropa que solemos hacer mis tías, primas y yo durante las vacaciones.
Ahora sí que sí terminé con los hauls y looks navideños..., y prometo que el siguiente post serán unas reflexiones en la bañera.