Para mis lectores no es ningún secreto mi gran afición por Harry Potter. Soy una incorregible friki, aunque algo heterodoxa..., pues leí con deleite
El legado maldito y no me pareció ningún pecado nefando que J.K. Rowling habiera colaborado con otros dos autores... Una vez discutí acaloradamente con uno de mis amigos poetas, al que le resultaba casi una prostitución.
De cualquier manera, he leído varias veces los siete libros de la saga, pues uno de mis mayores vicios es repetir lecturas que me han hecho feliz, tengo funkos de Harry y de Dumbledore..., y me atrae sobremanera todo el mundillo de papelería, juguetes etcétera que rodea al personaje y a la obra, en una palabra (extranjera) su
merchandising... Por eso vengo a este espacio a reseñar los últimos tesoros encontrados, que están repletos de magia.
Desde Navidad andaba enamorada de este bolso tipo Satchel, de genuino sabor colegial e inglés que encontré por dieciséis euros en Primark. Con algo de miedo por si desaparecía me concedí un mes de plazo para pensarme su compra, ya que acababa de encargar un bolso ideal a La tunanta (al que tengo que dedicar post), y un poco antes había adquirido la maravillosa mochila dorada de Atípica..., pero en mi descargo debo decir que son tres modelos de bolsos muy distintos.
Al final acudí al Centro Comercial Berceo de Logroño para llevármelo a casa, y no me arrepiento.
Es claramente de plástico, y me pregunto qué diría mi madre de material tan innoble, pero el acabado es precioso y hace conjunto con unos zapatos marrones que tengo para la lluvia, ¡son tonos y texturas idénticas!
Es enorme, cabe la vida entera en él, es perfecto para llevar a la oficina porque pese al parche de Hogwarts posee cierto aire profesoral y neutro, el interior está forrado de tela negra y tiene un bolsillo con cremallera perfecto para las llaves, tarjetas y dinero, porque el resto del bolso es muy abierto y tentador para personas de malas intenciones...
En mi anterior visita a Primark, esta vez en Madrid y en vacaciones, adquirí una taza de cerámica con tapadera y pajita cuyo estampado reza, sobre un dibujo gris de escudos mágicos: "poción multijugos".
En realidad me fijé primero en otra taza, de cerámica azul noche con dorados estilo vajilla de porcelana china de las buenas, en forma de caldero, pero decía que no se podía introducir en micro ni en lavavajillas y opté por ésta, que al final suelo llenar de té y lavar a mano, es decir, podría haber comprado la otra y no descarto hacerlo, porque su belleza friki brillaba, deslumbrante.
Y de Primark pasamos a
La frikilería, opción más cara y de lujo pero con mayor variedad y calidad en su oferta. Allí encontramos bolsos y mochilas pero ya a otros precios; sin embargo, lo que más me tienta de este local son sus juguetes, objetos preciosos que sólo sirven para contemplar o volverse un poco niños, cultivar el niño que todos llevamos dentro...
Como este “spinner” dorado y plateado en forma de pelota snitch que compré con mi amiga María tras salir de las brumas de la faringitis: me costó doce gloriosos euros y desde entonces es mi talismán.