Estamos en pleno carnaval, Entroido, Carnestolendas..., y como cada año yo lo he celebrado en Haro (La Rioja) con mi familia: mi abuela, mis tías y mi primo el del iPhone. El tema de esta edición del Carnaval del Vino era el circo y, por primera vez en mi vida, me atreví con un maquillaje de caracterización, pura fantasía.
No andaba yo con muchas ganas porque la persona que más quiero en el mundo está ingresada con pancreatitis: mañana me voy a relevar a mi madre. Me sabía muy mal estar de jarana mientras tanto, pero mamá se empeñó en que también hacía falta acompañar a mi abuela, y que en el hospital no dejan dormir más que a uno. De todas formas Dios fue bueno conmigo porque justamente ayer, el día de la fiesta, mejoraron los análisis y todo empezó a ir relativamente bien.
Así que yo, que no pensaba ir ni disfrazada, me animé al ver el precioso cartel que había pintado mi tía Ana (¡artista!), y la ropa que había traído para mí: un sombrero, una camiseta y un pañuelo también de mil colores de gasa para hacer lazo. Me lo puse todo encima y pensé: "pues también puedo pintarme una sonrisa de payaso con mi Lip Cream Stain número tres de Sephora". E hice la primera prueba, que no me salió muy bien...
Pero la segunda, ya a la tarde, ¡me maquillé enterita! La camiseta es de Zara, talla M y bastante larga y ceñida sin hacerme inmensa. El sombrero es de bazar chino pero el pañuelo es bueno, de gasa de calidad: era un retal sin dobladillo de una tienda prestigiosa de Logroño, Extrapiel.
Estos son los ingredientes que utilicé para maquillarme: base de La Roche Posay en todo el rostro, dos chapetas sin difuminar de colorete Convertible Color de Stila en las mejillas..., y todo el trabajo de ojos, nariz y labios, para el que me serví de mi corrector de Sephora, del nuevo rotulador Tattoo Designer de L´Oreal y de mis dos rojos más resistentes: el Lip Cream Stain de Sephora en el tono tres y el lápiz mate de Deborah Milano en el tono siete.
Marqué los ojos con exageración, delineando también la cuenca y extendiendo corrector Peach de Sephora en el párpado móvil. En ambos párpados inferiores tracé una cruz negra. Luego, con el mismo perfilador, dibujé una gran sonrisa que rellené de rojo fresa por obra y gracia de Sephora también. En la nariz me pinté una bola roja con el labial sólido de Deborah milano: debo decir que ambos rouges se comportaron muy bien a lo largo de toda la noche.
En cambio, tengo sentimientos encontrados con el rotulador de L´Oreal. Me siento inclinada a decir que no me gusta, incluso. Me lo vendieron casi como un clon de mi amado Tattoo Liner de Kat Von D y no es el caso: no lo manejo bien, a veces echa un borrón y en otras ocasiones parece no pintar, se me emborronó bastante... Es verdad que mi pericia deja mucho que desear, pero sé que con mi añorado delineador de Kat todo hubiera sido más fácil.
Podéis cotillear el fantástico espectáculo que nos ofrecieron, mi maquillaje y el sábado jarrero que disfrutamos, en mi último vídeo de YouTube, con el que despido este post tan festivo. Como digo en él, para qué negarlo: a pesar de sus muchos fallos ¡estoy orgullosa de este look de payasa!
