En un día de esos de trabajo intenso, en los que son las siete de la tarde y tienes a un tiro de piedra el centro comercial, te pesan los párpados, aún te quedan cinco kilómetros por caminar si quieres llevar esa vida sana que has comenzado, pero todo tu cuerpo pide fiesta...., en uno de esos días tontos acabé dejándome caer en la perfumería Primor.
Como era una visita de picoteo y desahogo, casi sin propósito más allá de mirar novedades y reponer algún tratamiento de mi rutina de belleza, me marqué un límite (en concreto, quince euros), y me fui a la sección de cosmética para chafardear en el nuevo ritual japonés de Revox.
Pero antes de pasar por caja, se “metieron en mis bolsillos” estas dos maravillas low cost..., una novedad y una paleta que fue un auténtico espectáculo mediático hace meses, provocando listas de esperas, llantos e histeria ante el expositor vacío.
Hablo de la ya famosa paleta Romanced de W7 y de la esponja de "terciopelo" que según Ratolina es un buen clon de la famosa esponja de Juno: en cuanto se lo escuché apunté mentalmente una visita a Primor, porque siempre me despierta una tremenda pereza comprar en una página web nueva y encima extranjera... Si Marta dice que esta esponja logra un resultado similar de piel etérea, no contiene látex y cuesta tres con noventa y nueve euros, ¡tenía que caer en la cesta!
Me voy a dar un tiempo prudencial para probar la magia de la esponja cubierta de terciopelo, pero no me resisto a comentar aquí unas primerísimas impresiones de la Romanced de W7.
Auténtico objeto de culto y objeto de mis desvelos durantes meses, ya no recuerdo cuántas veces acudí a Primor en su busca. Sin embargo, aunque los dones se nos conceden siempre, nunca lo hacen cuando nosotros queremos, sino a un tiempo conocido por la Divina Providencia: el que busca encuentra..., pero cuando ya casi había perdido ya la esperanza.
Lo que me atraía de esta paleta no era su supuesto parecido con la Soft glam de Anastasia, sino los dorados cálidos, fríos y "rose gold" metalizados que posee. Ese acabado metálico me arrebataba, y la armonía de tonos en rosado, ámbar y oro frío me parece sublime. Metí los dedos y la densidad, cremosidad y pigmentación me sorprendió.
Pero la mitad de las sombras de la paleta eran mates y pensé que no iba a darles mucho uso, ¡craso error!
Una vez metí el dedo ya no hubo vuelta atrás: la calidad enamora. Aquí tenéis tres de las sombras mates transferidas, ya, del dedo al dorso de mi mano. Solo diré que me ha costado limpiar esa zona de la piel, que aún conserva un velo de color veinticuatro horas después.
Tentada estoy de hacerme con la Velvet rose de Revolution, diz que supuesto clon de Anastasia también, y publicar en este espacio una entrega de la olvidada saga "Duelos en la cumbre", ¿os apetece el plan?
