Mañana es Miércoles de ceniza y, salvo una escapada a Primor el viernes que ya estaba programada, empiezo mi poti dieta cuaresmal. El ayuno y el minimalismo están de moda, sólo que por razones más mundanas, con más glamour y con actrices como Gwyneth Paltrow como abanderadas...
En mi caso, el desprendimiento potinguil se viste en cuaresma de tintes religiosos porque bien sabéis vosotras que otras razones no me vencerían: soy lo más hedonista que ha venido al mundo y, como muestra, os traigo el último haul que dará como fruto reseñas más que sabrosas, espero.
Estuve en Madrid en el pasado fin de semana, con mis padres y mis amigos y hubo de todo: potingueo, cine, deporte y cultura. Conocimos el Museo Cerralbo con sus impresionantes muebles de época que albergaba, como contrapunto, una exposición de arte contemporáneo. Aunque qué queréis que os diga, me sigo quedando con los cuadros de El Greco que vestían las paredes y con las suntuosas lámparas que reflejaban espejos en la sala de baile...
Respecto a mis compritas por Fuencarral, antes de visitar la milla de oro del potingue me detuve en una tienda de moda y complementos que he reseñado mil veces por aquí y a la que tengo gran cariño: Azul de mar, en Argüelles. Local absolutamente adorable, entre chic y hipster, con una amplia sección de vestidos primaverales y de complementos para bodas, bautizos y comuniones a precios de locura...
Pero mi lugar favorito de la tienda es una vitrina de anillos low cost donde la bisutería se viste de madera hippie o, por el contrario, evoca la joyería más deslumbrante... Como ocurre con este anillo joya, cuajado de marquesitas fake y que, para mayor delicia, me costó solo nueve con noventa y cinco euros.
Después, a Tribunal y al que era mi objetivo de la tarde: el gigante The Body Shop, que celebraba esos días los Love your body Days con un descuentazo del veinticinco por ciento en toda la tienda. Y yo, que necesitaba reponer limpiador y crema facial, allí dirigí mis pasos.
Me hice con dos clásicos (el desmaquillante de camomila y la crema de aloe vera), una novedad (la bruma calmante de coco), y una auténtica alegría: adoro el aroma de la línea de karité y vi que vendían el perfume, Shea Eau de Toilette, que yo creía descatalogado. Su olor a piel desnuda y ropa limpia me embriaga.
Me embrujó la curiosidad malsana al pasar por Brandy Melville, tienda de culto últimamente y de la que había oído hablar maravillas a Dirty closet y a mi prima Ceci (ambas iconos para mí, y no necesariamente por este orden :) Entré para ver un poco de qué iba y perdí completamente la razón ante sus carcasas para móvil: catorce euros me costó ésta, que ya está bien la broma, pero es que me nubló el síndrome de Stendhal, ¿habéis visto belleza igual en un complemento para iPhone siete u ocho?
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Y ya por fin en la estación de autobuses, "puesto el pie en el estribo", me crucé con la perfumería Aromas Artesanales que trae algunos productos sueltos de Ziaja, Pierre René y Bell, y me sorprendió ver la base Nude Liquid Powder de esta última firma, fondo fluido con gotero que triunfa en las redes y que me apetecía probar. En el último momento lo acompañé con el Elixir de colágeno de Pierre René Medic, porque no tenía suero y estoy, como veis, organizando mi ritual de belleza de cara al mes de marzo.
Prometo reseña de todo... ¡que la fiesta no se acaba!
