En el profundo verano, agosto añorado y deseado, empecé a ver por redes sociales esta nueva colección de Revolution en su gama más profesional: Laura de ByLauMK despertó mi curiosidad y María de Pórpora Porpita hizo que me encandilara con uno de sus dúos, el Sands of Times, y uno de sus labiales mates cremosos, el Velvet.
Fueron esos dos productos los que pedí a Maquillalia, añadiendo un labial rojo llamado Stiletto porque me pierde la literatura y porque el número tres posee magia...
Casi en mi primer día de dura "vuelta al cole" me llegó el paquete y con él, un soplo de recuerdos. El estampado de leopardo en oro brillante me hizo evocar los vídeos en mi gym veraniego: en unos se calificaba tal empaque de hortera, mientras en otras reseñas se derretían por él.
Aunque el
animal print no me convenza en según qué escenarios y ocasiones, reconozco que me cuento entre el segundo grupo: los envases de estas barras de labios me parecen robustos, de buena calidad y de fulgurante apariencia.
De hecho, no me hubiera importado nada que la razón principal de mi pedido, el dúo de contorno e iluminador, viniera presentado en una polvera más sólida y del mismo estampado: no puedo con las tapaderas transparentes.
Existe en tres tonalidades distintas y la mía es Sands of Times, una luz champán fría y poderosa, sedosa, cremosa y perfecta, y un contorno mate de color chocolate claro levemente rosado que por eso mismo sirve mejor como rubor o colorete, y me resulta mucho más útil, pues tanto contornear no me parece natural a mí.
Con los labiales he sufrido una evolución: cuando los abrí me gustaron a primer tacto, porque con una sola pasada pigmentan, pero al aplicarlos en el labio me resultaron algo pesados. Eso es porque di dos pasadas y, como dice un personaje de novela de Marín Gaite, "el secreto de la felicidad está en no insistir"
En Instagram publiqué una primera imagen en la que el iluminador y el colorete me parecieron absolutamente sobrenaturales..., y el labial Velvet se me hizo de señora. Pero en esta fotografía lo veis apenas rozando la boca, una caricia, y consiguiendo ese perfecto y delicado color entre "mauve" y tono batido de fresa.
Ahora puedo decir que me chifla, que me trae hablando sola por los rincones. Como la mezcla de Sculp & Glow en mis mejillas: creo que van a ser mis dos armas de color favoritas para enfrentar el otoño.
Ando en cambio muy indecisa con este rojo: me pesa en el labio y se me hace muy mate para no ser de larga duración, aunque ambos aguantan bien varias horas. Pero es realmente bonito, y luego viene Tita Hellen a decirme que se le da un aire al Dragon Girl de Nars y me hace dudar... ¿Me lo quedo o lo regalo?
