El año se termina y también se acaban, o se renuevan, algunos de los productos de maquillaje más utilizados por esta hobbit pija durante 2019: es tiempo de hacer recuento, de saber qué potingues siguen siendo favoritos..., y cuáles abandonarán mi bolsa de pinturas en 2020.
Empezamos por el continente: hoy debo confesar que este neceser fue un capricho de fin de verano, cuando regresé a Logroño y para consolarme entré al volver de mi primer día de trabajo en La Frikileria: desde la vitrina de novedades Disney, esta bolsita lo tenía todo para enamorarme. Es turquesa, mi color preferido; metalizada, mi acabado favorito..., y con un precioso estampado de la sirenita, uno de los personajes de la factoría que más marcaron mi niñez.
También era bastante grande, lo que ha supuesto peso extra en mis bolsos en este trimestre, y ha terminado por provocar su derrota en pos de algo más invernal y discreto en cuanto a dimensiones.
Porque no sé contenerme: si hay espacio, yo lo acabo llenando, así de simple. Por ejemplo en cuanto tuve en mis manos el colorete Luminoso de Milani allá fue a parar, aún sabiendo que esa polvera no es la más apropiada para un neceser. Tras verla peligrar en un par de ocasiones la he reservado para el tocador.
Un producto que me gustaba por el ahumado brillante que daba a mis párpados, pero cuya aplicación no me convencía: la sombra de ojos en crema Less bitter more Glitter de Catrice. La repuse una vez porque su tonalidad era fascinante, pero se terminó y ya no más: si no la aplicas con cuidado te pringas entera.
De la misma forma guardé el fijador de cejas Brow drama de Maybelline, que es un trasto bastante grande con aplicador algo engorroso: no me doy por vencida pero lo tengo en él baño porque no es para unas prisas.
Punto y aparte se merece el maquillaje en barra de Milk Makeup. Pensé que era la compra estrella del año..., pero una fórmula tan cremosa terminó por pasar factura a mi piel sensible. No, no la recomiendo. Sí, acabó en la basura. Una pena.
Y ahora llega la lista de éxitos rotundos, Lo que sí ha resistido el paso del tiempo y se ha trasladado al neceser invernal:
En primer término, el colorete Orgasm de Nars en su edición especial de este año: es más grande pero su polvera, plana y metalizada, reúne funcionalidad y belleza. Y el tono favorece muchísimo a las pieles blancas como la mía, al combinar matices dorados y rosados.
También resisten hoy y siempre frente al invasor el labial Backtalk de Urban Decay, perfecta mezcla de mauve y tono labio, y el corrector Shape Tape de Tarte: sin duda ni gran adquisición del año, uno de esos productos sin los que ya no puedo vivir.
Los jumbos de Kiko me siguen fascinando, al igual que la sombra Choc Shock de Sephora. Y por último, la barra de labios que siempre llevo en mi bolsita de batalla es el número 53 de los Lip Stories de Sephora: fue edición limitada pero aún se encuentran ejemplares en los almacenes de la gran cadena y su color melocotón metálico resulta el compañero ideal de cualquiera de los coloretes que poseo...
![]() |
El anillo turquesa es de cristal veneciano |
Empezamos por el continente: hoy debo confesar que este neceser fue un capricho de fin de verano, cuando regresé a Logroño y para consolarme entré al volver de mi primer día de trabajo en La Frikileria: desde la vitrina de novedades Disney, esta bolsita lo tenía todo para enamorarme. Es turquesa, mi color preferido; metalizada, mi acabado favorito..., y con un precioso estampado de la sirenita, uno de los personajes de la factoría que más marcaron mi niñez.
También era bastante grande, lo que ha supuesto peso extra en mis bolsos en este trimestre, y ha terminado por provocar su derrota en pos de algo más invernal y discreto en cuanto a dimensiones.
![]() |
Un producto que me gustaba por el ahumado brillante que daba a mis párpados, pero cuya aplicación no me convencía: la sombra de ojos en crema Less bitter more Glitter de Catrice. La repuse una vez porque su tonalidad era fascinante, pero se terminó y ya no más: si no la aplicas con cuidado te pringas entera.
![]() |
Esmalte A Mermaid Tale de Essence, bonito pero otro bluff |
De la misma forma guardé el fijador de cejas Brow drama de Maybelline, que es un trasto bastante grande con aplicador algo engorroso: no me doy por vencida pero lo tengo en él baño porque no es para unas prisas.
Punto y aparte se merece el maquillaje en barra de Milk Makeup. Pensé que era la compra estrella del año..., pero una fórmula tan cremosa terminó por pasar factura a mi piel sensible. No, no la recomiendo. Sí, acabó en la basura. Una pena.
![]() |
En primer término, el colorete Orgasm de Nars en su edición especial de este año: es más grande pero su polvera, plana y metalizada, reúne funcionalidad y belleza. Y el tono favorece muchísimo a las pieles blancas como la mía, al combinar matices dorados y rosados.
También resisten hoy y siempre frente al invasor el labial Backtalk de Urban Decay, perfecta mezcla de mauve y tono labio, y el corrector Shape Tape de Tarte: sin duda ni gran adquisición del año, uno de esos productos sin los que ya no puedo vivir.
Los jumbos de Kiko me siguen fascinando, al igual que la sombra Choc Shock de Sephora. Y por último, la barra de labios que siempre llevo en mi bolsita de batalla es el número 53 de los Lip Stories de Sephora: fue edición limitada pero aún se encuentran ejemplares en los almacenes de la gran cadena y su color melocotón metálico resulta el compañero ideal de cualquiera de los coloretes que poseo...