Hoy me aparto un poco del localismo portugués, para no cansaros más que nada, y me centro en una reseña... cómo decirlo..., jugosa.
Y es que mi relación con el nuevo fondo de maquillaje en leche de Clarins es tan cambiante y emocionante como el shippeo Flamantha de OT 2020. Hala, ya lo he dicho.
Hasta esta mañana, en la que he dado a la base una nueva oportunidad aplicándola con brocha sin una gota de hidratante debajo, ésto iba a ser un No rotundo. No os gastéis el dinero que cuesta.
Aunque yo la compré por un poco más de veinte euros, pues aquí el maquillaje y la comida son bastante baratos. Y además me trataron como una reina en un local de Rúa Santa Catarina, y me regalaron una pastilla de jabón y un neceser de la firma: precios de Primor por una atención y calidad de alta perfumería...
Pero, para lo que cuesta Clarins en España digamos en El Corte Inglés, Milky Boost me parece una propuesta arriesgada y difícil. Se trata de un nuevo lanzamiento que forma parte de la colección de primavera para este año, que se llama The Milkshades y es muy láctea y atractiva... Con unas polveras de colorete, por cierto, que me llamaban a voz en grito, pero me contuve.
En cambio se me estaba terminando mi CC Cream de It Cosmetic. Y el producto en sí como idea, una suave leche que se transforma en maquillaje de baja cobertura, parecía genial y en Instagram algunas de mis lectoras me pidieron opinión, y el pequeño bote como de lechería de la infancia de nuestras madres me miraba desde la vitrina diciendo "sólo cuesto 22 euros"..., y caí.
El envase es blanco níveo, de plástico diz que reciclado, con una boquilla adorable. De verdad que yo estaba bien predispuesta. Ni siquiera el aroma a chuche que desprende, intenso y algo invasivo pero para mí muy agradable, me disuadía, sobre todo porque dicha fragancia no se debe a perfume en su fórmula sino a un ingrediente exótico: la leche de melocotón:
En general la formulación es más limpia que la de otras bases, el problema no es ése. Y no me ha irritado la piel, es sólo... que no se funde bien con ella.
Por la boquilla sale una crema ligera pero suntuosa de una blancura sin igual, y cuando la trabajas se transforma en un tono piel clara: la atenta señorita me recomendó encarecidamente el tono uno, y sí, es mi tono.
Ahora, si has llegado hasta aquí y eres un poco susceptible con las imágenes, y piensas que en un blog de belleza sólo debe salir reflejada la perfección, te animo a que no sigas. Las fotos que voy a publicar en adelante no son bellas ni lo pretenden, y mis muecas de estupor son adrede, oyes.
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Aaaargh 1, con flecha por si hacía falta |
Éste fue mi primer contacto con la base. La apliqué directamente del frasco, sin agitar, con la piel muy bien hidratada. Yo iba trabajando el mejunje y de blanco se volvía color carne, sí..., pero apelotonado y a parches sobre todo en la zona del bigotillo y la nariz. Mirad la nariz..., o no la miréis.
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Aaargh 2, segnda prueba al día siguiente |
Al rato tenía todos los poros marcados y saturados de maquillaje en grano, y con zonas aún blancas. Me puse un poco de mi crema hidratante por encima: peor. Me desmaquillé, apliqué solo una capa y corrector Shape Tape en toda la nariz, rubor y delineador y la cosa parecía bonita y todo:
Sin embargo, una base aunque sea solo "Bonne mine", lo que supone baja cobertura, resulta todo un fracaso si hay que cubrir una parte del rostro con corrector (y no una gotita, no: con generosidad) para que funcione.
Hoy, siguiendo en consejo de una de mis lectoras en IG, la he aplicado con brocha y sobre la piel limpia:
Y así, sí. Parezco un fantasma porque sólo llevo la base y estoy en pijama, pero trabajando mucho los ángulos del rostro con una buena brocha, parece que el Milky Boost
de las narices funciona.
¿Cuál es mi conclusión? Pues la verdad, se me antoja mucho esfuerzo para una herramienta que nos debería facilitar a vida, ea.