Dedico esta crónica portuguesa a Tita Hellen y a las lectoras que me han pedido reseñas autóctonas, ahora que estoy viviendo en Oporto.
Me ha costado encontrar maquillaje portugués, porque pertenecemos a una aldea globalizada que vende Clarins y Clinique en cualquier rincón del mundo, pero haberlo, lo hay, como las meigas gallegas que siento tan cercanas.
Y he encontrado una cadena portuense de perfumerías denominada Mass, con al menos un local en Santa Catarina y otro en Cedofeita (que yo haya visto), con precios muy bajos, alta calidad y atención muy personalizada.
Fue allí donde descubrí un cajoncito con delicias portuguesas en cuanto a higiene y tratamiento, y de ellas elegí esta crema y este jabón facial que, como he sabido al investigar un poco, son míticos en el pa´s y a nivel internacional:
Una "
deliciosa creación de Fábrica Nally", reza el dorso, además de indicar que lucha contra las arrugas e imperfecciones de la piel. Adoro Portugal y sus epítetos gozosos: cerca de nuestro apartamento hay un edificio festonado de guirnaldas que parece un cabaret, y ofrece "el fantástico mundo de la sardina portuguesa".
La crema en sí se presenta en un tubo metálico muy vintage, al estilo de un dentífrico, huele a tocador de dama antigua y es mucho menos densa de lo que yo esperaba: se extiende por la piel con suma facilidad.
En la fórmula hay alcohol y perfume, sí, pero en último lugar y precedidos de glicerina (el primer ingrediente de la lista), y toda una batería de ácidos: estérico, araquidónico, mistírico y láurico. Nada más que decir, señoría.
Tal unión de ácidos forma un cóctel de propiedades anti inflamatorias y anti edad que a mí me está funcionando perfectamente. Y para completar el tratamiento me llevé el jabón facial, rico en manteca de karité y aceite de coco, que forma una espuma deliciosa y lava la cara sin resecar ni irritar.
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#Nomakeup salvo gloss en los labios |
La crema me costó siete euros con treinta y un céntimos; y el jabón, un euro con setenta y ocho. Precios irrisorios y un resultado espectacular: la piel se relaja, borra sus rojeces y distiende las líneas de expresión: como contorno de ojos la crema Benamor es también estupenda.
Sin base de maquillaje, por la mañana y recién levantada, sus aspecto es el que veis en la imagen, lleno de luz.
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Logrando que el maquillaje de Clarins quede bien |
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Sublimando una crema con color de LRP |
Y funciona como base de cualquier maquillaje, porque la tez está preparada, hidratada pero sin exceso de grasa, en su momento óptimo para brillar con luz propia y con algo de ayuda exterior: para sublimar el maquillaje convirtiéndolo en trampa y cartón, disfraz y fiesta...,pero sobre un lienzo nuevo.