Desde Belle me enviaron su fascinante colección de primavera verano cuando más lo necesitaba: con el comienzo de los calores y el final de mi inspiración.
Parecía irremediablemente sumida en la sequía, rozando el peligro de repetirme como hago al utilizar esta bandeja italiana como fondo de mis fotografías... ¡me gusta demasiado y luce demasiado bien!
Pero esta nueva colección no solo me ha ilusionado, (¿quién no agradece semejante envío?), sino que los colores que propone Belle han vuelto a inspirarme:
El maquillaje que comercializan los supermercados Eroski ha vuelto a dar un salto en calidad y creatividad, y en esta ocasión recrea el ambiente relajado, libre y paradisíaco de la California de los años setenta. Un escalofrío de frescura y relax nos recorre al abrir los ya tradicionales polvos de sol iluminadores, un hito ya en la firma:
Cada año nos sorprenden con una nueva versión, cada vez más espléndida: en este caso se presentan en forma de mosaico y si lo recordáis, yo acababa de hacerme con los mosaicos de Avéne, por lo que esta polvera ha ido a alegrar el neceser de mi mejor amiga... no sin antes probar yo un par de soleados brochazos:
La piel respira sol radiante, un halo de fulgor (que no de brillo cual urraca grasienta), que grita vacaciones, viajes exóticos y fiesta. Estos polvos poseen una fórmula vegana y libre de perfume y parabenos, desprenden libertad en la forma pero también en el fondo.
En la boca luzco el labial líquido satinado (no del todo mate) en el tono Venice Sunset: atardecer en Venecia, no me podía gustar más...
Un rojo quemado, de matiz coral muy veraniego, y una fórmula mousse muy fácil de aplicar y muy cómoda en los labios, y tan pigmentado que acabo manchándome las comisuras (¡y los dientes!) por mi torpeza, así que también lo he cedido a mi amiga Merl, tras bañar el aplicador en alcohol, pues ella utiliza muchísimo estos colores.
Llegamos al epicentro de este envío, eso que puede no llamar tanto la atención y sin embargo es una auténtica joya: el esmalte de uñas y los productos destinados a realzar los ojos.
Las lacas de Belle muestran en todo su esplendor el salto cualitativo que ha dado la marca: ahora son 10-free y mucho más resistente: regalan durante más de tres días un brillo intacto como de fruta jugosa, merienda de confitura en verano.
Mi producto favorito de Belle han sido, desde hace un par de colecciones, los lápices de ojos waterproof: retráctiles y equipados con esponja y sacapuntas, duraderos hasta el infinito y más allá y elegantes al desaparecer, emborronándose de forma adorable. Este año le toca el turno a Ocean park, un azul joya, entre noche y marinero, de lo más favorecedor:
No brilla pero tampoco es mate, resulta embrujador y logra una mirada profunda y misteriosa, combinado con la nueva máscara de pestañas de empaque rosa, que da volumen y longitud a mis pobres pestañas sin irritarlas, como suele ocurrir con las máscaras de esta casa.
Y ya es mucho decir, porque en verano todas las firmas acaban irritando mis ojitos sensiblones. Las fórmulas de Belle siempre me respetan, pero no basta con respetar (Avéne también lo hace), sino que sacan partido a la excasa materia prima como no consigue hacerlo Avéne.
Pues además de la formulación, acompaña el cepillo, que me recuerda vivamente al de la máscara Roller Lash de Benefit: de silicona, grueso pero de cerdas diminutas y precisas, y con una ligera forma de cuchara.
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| Maquillaje ya destruido... pero con elegancia |
¿Puedo decir algo más? ¡Sí! El lápiz Ocean Park combina perfectamente con la mascarilla que debemos llevar en la calle y lugares cerrados, enfatiza los ojos aun después de todo un día ¡y unas cuantas carreras por el parque!
