En otoño vuelven las reflexiones entre burbujas, aunque vais a permitirme vestir la primera de la temporada de luto y homenaje.
Ayer compré un paquetito de chuches de plátano y un litro de jabón Candy Fantasy de Tulipán negro (ambos huelen exactamente igual) para endulzarme la vida en la bañera...
... Ya que acababa de recibir la noticia más triste del mundo.
Sí, he perdido a una gran amiga, a una de mis mejores amigas. Se puede decir de muchas maneras: un cáncer fulminante la derribó, o Dios se enamoró de ella y se la llevó en volandas. Yo prefiero lo segundo, porque era (y es) un bombón, y Dios no es tonto:
Y no sé muy bien cómo hablar de ello, por lo que voy a lanzarme a la bañera, a reflexionar sobre las cosas que me están ayudando a aceptarlo, que básicamente son tres: mis otros amigos, Dios y la música.
En estos días en los que ya esperaba un final, me dio por escuchar en bucle algunas canciones que me han ayudado, así que voy a reflexionar en la bañera pero al hilo de algunos temas musicales, emulando los maravillosos Posts melómanos de Tita Hellen.
Eso que tú me das, de Jarabe de Palo.
La última canción de Pau Donés es magia, cura el alma y me está ayudando a aceptar la voluntad divina.
Ya sé que Pau no tenía una cosmovisión transcendente, pero sin menoscabar su liberad yo respeto el misterio pues, ¿quién sabe lo que hay en cada corazón? Hay que estar tocado por la divinidad para dar una lección de vida tan grande a las puertas de la muerte, y sea como sea esta canción me ha inspirado una ración que ahora rezo cada día: