Esta es, por ahora, la última entrega de la saga sobre la reciente colección navideña de Kiko, Joyful Holiday.
Las barras de labios y productos de cuidado labial de esta edición son tesoritos, y como tales los he retratado:
Oro que refulge, cristal que ciega con su destello..., y no sólo en el envase. Comenzaré hablando de la manteca labial nocturna, un tarro que huele a maravilla pero es que también es un tratamiento de maravilla.
El aceite de coco y la manteca de cacao están en primer lugar en su lista de ingredientes.
También aparece en la formulación el aroma, y no podía ser menos, porque el producto desprende, en cuanto lo destapas, un lujurioso olor a chocolate, jengibre y canela, a pastel de Navidad. Cuesta nueve euros con noventa y nueve céntimos y viene precintado.
Es uno de esos tratamientos sensoriales que da gusto utilizar. Calma tus labios por el camino más dulce.
Pero vayamos a los labiales en sí. Aquí tenéis, como os dije, todos los productos probados en piel, por sus cuatro categorias: gloss, stylo, barra de labios clásica mate y brillante.
Yo, en un principio, me he llevado uno de cada de estas dos últimas opciones.
El envase en esta ocasión no es imantado pero es una verdadera joya, en un acabado metálico de gran calidad, color oro amarillo refulgente pero nada manchadizo. Tiene incrustaciones de cristal en la tapa. Y, pese a sentirse sólido y de lujo, es increíblemente ligero en la mano.
Cada barra cuesta once euros con noventa y cinco, y vale cada céntimo.
Dan ganas de llevarla en el bolso y retocarse a cada minuto, de igual manera que dan ganas de comerse el tratamiento a cucharadas...
Yo tengo el número dos de las barras brillantes, un rosa caramelo escarchado, surcado de burbujas de oro y con un acabado casi de metal...
Y el número seis de los mates, el más extremo, un corinto poderoso que a pesar de su fondo mate..., brilla también.
Ambos me gustan mucho y creo que definen dos versiones diferentes pero verdaderas de mí misma. Como soy una Hobbit mi corazón se va hacia lo brillante metalizado, y esos destellos entre rosas y naranjas me llenan el corazón...,
Pero este labial oscuro me ha hechizado: es mucho más cómodo de usar de lo que parece, incluso en plena jornada laboral lo he llevado a gusto, y el inefable Lord Scutum lo ha calificado como color sangre de toro y, a mí con él, de guerrera épica.