Un look de otoño invierno, por fin.
Y un selfie que realicé el sábado, un sábado gris pero verde y rojizo, otoñal, con paraguas de burbuja y una nueva versión de CherryColaLips sobre un fondo vegetal de copas y torres en Logroño...
En esta semana habrá también dos actualizaciones, de lunes y viernes, así que mis lectoras más exigentes me permitirán un post muy breve, casi solo reportaje fotográfico..., pero es que, aunque no suene muy modesto, me gustaron muchísimo estas dos fotos, (a pesar del badhairday), y tenía que reseñar tanto el look como el outfit.
En lo que respecta al conjunto, lo más importante es el paraguas, un espléndido Isotoner de cúpula transparente sí, pero con pájaros negros y pequeños corazones estampados en el filo...
Lo conseguí en Bilbao en medio de un diluvio hace ya unos buenos años, y ha sido una de mis compras favoritas de la última década...
El abrigo que llevo es un Burberry gris con capucha, impermeable, es absolutamente vintage, puede tener hasta treinta años de antigüedad y por supuesto es de mi señora madre..., pero en su generosidad lo comparte conmigo.
El punto gamberro a un outfit tan clásico lo ponen la camisa, negra pero con cerezas estampadas y mensaje poético, la versión del carpediem de la poeta Elisa Rueda que dice "no esperaré a las últimas cerezas" y que compré en su recital de Maestu, y un colgante élfico en forma de hoja élfica y esmaltada que me regaló mi amiga María Eugenia.
El maquillaje es muy de diario, protector solar Redness de Isdin más una capa de polvos de Maybelline por encima, sombra en stick color topo de Kiko en los párpados y a correr...
Si no fuera porque en el último momento decidí recrear de nuevo los labios de moda, cherrycolalips, sólo que utilizando el delineador marrón número cuatrocientos veinte de Kiko y el aceite labial cherry de Clarins, sí, pero añadiendo como segundo paso un toque de glamour rojo gracias al magnífico labial Mordidita de Wailoha.