Mi primer clickbait, ¡chispas!... No, en serio: el nombre de este maquillaje, ("Mi familia ya no me habla"), tiene un poso de verdad que paso a explicaros ahora mismo:
Varios de mis tíos y primos. además de mi mejor amiga, me siguen por Instagram y están acostumbrados a fotografías más o menos bellas, o al menos saben que ésa es la intención. Pueden hacerse ustedes idea de la sensación que se llevaron al comenzar este fin de semana y ver publicado un ensayo tétrico de maquillaje para Halloween. ¡No les gustó!
España se divide, en esta época, en dos: quienes disfrutan de la fiesta y quienes la odian un poco, por pensar que es importada o por creerla demasiado macabra.
Y es que un fuerte tabú rodea realidades como enfermedad y muerte y lo comprendo, porque ambas generan mucho dolor. Yo me considero una persona trascendente y con dosis alta de esperanza, y aún así, tampoco me gusta manosear ciertas cosas, y créanme que no deseo ofender...
Pero, a la vez, me gusta la caracterización y como
blogger de belleza (que no maquilladora) una vez al año me permito ciertas veleidades.
Y como no soy nada pro, me gusta sacar a pasear lo que tenga en el tocador en ese momento y ver qué posibilidades tiene, sin comprar látex líquido, sangre artificial ni nada que se le parezca. Halloween de andar por casa o para neceseres básicos, lo llamó Miss Potingues una vez.
En este caso utilicé, principalmente, la paleta Lemonade craze de Maybelline que compré en verano, la paletita Confort Zone que ha reformulado Wet´n Wild, y el clon de brocha Ita del Primark para contorneados.
Lo primero fue preparar la piel o, mejor dicho, des-prepararla: durante el día anterior y en esa misma mañana no puse nada de tratamiento en mi cara ni en el contorno de mis ojos. Ojo, sí que la desmaquillé, que no quiero castigarla sólo por un maquillaje, pero quería marcar todo lo que hubiera en mi cutis de líneas de expresión, poros algo dilatados o rojeces. Cero mimo extra en un día y medio, sin más.
Luego, apliqué base de maquillaje y la sellé... con la brocha "mojada" en una mezcla de las sombras blanca mate y amarilla mate de la paleta Lemonade.
A continuación... las ojeras: mezclé en el pincel de difuminar de Wycon la sombra color ala de mosca tornasolada ("sombra urraca", la llama Ratolina, clon de la Club de Mac o Label whore de Too Faced), con las dos sombras marrones mates de la misma paleta, Confort zone, las que están a ambos lados. La idea es matificar un poco y ensuciar algo más ese matiz tan bonito y dúo cromo de la sombra.
Para perfilar la nariz y dar aire de sangrado en las aletas, mezclé esta misma sombra con la fucsia mate de la Lemonade y lo extendí con la brocha "Ita".
Me encanta y aterroriza esta imagen, porque junto a la que da entrada al post es la ue puede causar más miedito: en el cristal se refleja un personaje envuelto en vestiduras blancas... que, por supuesto, soy yo .
Para los ojos y los labios tiré de la sombra negra mate, muy densa y pigmentada, del dúo de Isabel Marant para L´Oreal. En el párpado móvil o apliqué con los dedos, mezclando con las sombras pardas y con pegotes de rímel. En las comisuras de la boca, difuminé mucho y combiné en los mismos labios con sombra blanca mate de la Lemonade.
Y por último, lo que más me gustó hacer: el contorno enfermo y herido del pómulo.
Para ello primero tracé una vena con la "sombra urraca" (o escarabajo, o color ala de mosca") de Wet´n Wild. Por encima, la brocha "ita" trazó un contorno grueso, aún sin sacudir de la sombra fucsia pero mojada también en la marrón mate más clara...
Et volà! Con tres o cuatro productos que pueden tener por casa, un blusón blanco amplio y la melena sin peinar, presento esta mezcla de muñeca diabólica y enferma en psiquiátrico de alta seguridad.
Como siempre, "es maquillaje, diviértete"..., y si te has sentido molesta por las imágenes o por alguna indelicadeza en la que haya podido incurrir, te pido mil perdones.