El viernes estuve en Sephora con Rebeca, disfrutando de una tarde de chicas, y fue todo un festival.
No podía ser menos rodeada de lectoras del blog que ya son amigas, dependientas que son también lectoras del blog y por supuesto amigas, y... ¡unicornios!
La moda de los unicornios que a algunas empalaga un poco a mí me ha venido que ni anillo (de Saturno) al dedo, pues siempre fueron mis animales mitológicos favoritos, no en vano el museo Cluny de París que alberga el famoso tapiz de la dama del unicornio es uno de mis museos preferidos...
Y el mundo de los cuentos de hadas es mi mundo, no en vano soy profe de Literatura Infantil y dos de mis poemarios se llaman Magia y La llave dorada. Sueño con el príncipe azul y con unicornios: sorry not sorry, ladies, que diría Bliurblog. Todo este preámbulo para advertir de lo azucarado del post, pero qué vamos a hacerle, #amímegustaasí.
Por eso mi corazón dio una doble pirueta mortal con salto del ángel al vislumbrar esta colección de Too Faced: La vida es un festival, claro que sí, ni un carnaval ni una tómbola, un precioso festival de feria antigua con carrusel dorado y unicornios.
La edición incluye cuatro, nada menos que cuatro de sus barra de labios La creme (maravillosas), en colores imposibles de fantasía: lágrimas de ángel, lágrimas de hadas, lágrimas de sirena y lágrimas de... ¡¡¡unicornio!!!
Quiero los cuatro, así como primera previsión consumista y deseo condicional, pero aterrizando en el planeta tierra, quiero el último.
Pero antes de extasiarme con los labiales, hablaré de uno de los dos objetos de culto de la colección.
Por un lado ofrecen una paleta de sombras de ojos a mí no me tienta (pero es que en el apartado paletas me reprimo muy mucho, por algún lado hay que reconducir la gula o lujuria cosmética), y por otro este maravilloso bronceador iluminador: unos polvos de sol con chispa plateada absolutamente enloquecedores.
Tienen un unicornio estampado que me daría pena estropear (pero con delicadeza puede sobrellevarse, Sara de Sephora me ayudó a hacerlo), y cuestan ”la tontería” de treinta y dos euros (al menos no llegan a los cuarenta de otras ediciones). No digo que sí ni que no caeré: me fascinan demasiado.
Pero vamos al verdadero objeto de mis desvelos, lo que sí compraré y puede que sin tardar, pues el viernes que viene se casa una de mis mejores amigas y a lo mejor estreno labial en su boda: los labiales la creme de Too Faced cuestan veinticuatro euros, un precio ajustado a su calidad: son pura seda sobre la fina piel de la boca, y los colores de esta colección, pura magia.
En mis vídeos destacados de Instagram os he dejado swatches en movimiento de todos los labiales: el de ángel es demasiado claro pero me encanta, el de sirena tiene un punto fabuloso (que en la boca no es verde) de oscuridad acuática, el de hadas deja un tono fucsia alegre translúcido magnífico y...
El labial Lágrimas de unicornio, que como los otros tres posee un toque mágico y cambia de color del envase al labio y tornasola hasta el infinito. De un pálido azul cielo surcado de burbujas de plata, en el labio explosiona en un castillo de fuegos artificiales rosas con tornasol plata azulada. Es uno de los labiales más mágicos que he tenido el honor de probar.
No podía ser menos rodeada de lectoras del blog que ya son amigas, dependientas que son también lectoras del blog y por supuesto amigas, y... ¡unicornios!
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Y el mundo de los cuentos de hadas es mi mundo, no en vano soy profe de Literatura Infantil y dos de mis poemarios se llaman Magia y La llave dorada. Sueño con el príncipe azul y con unicornios: sorry not sorry, ladies, que diría Bliurblog. Todo este preámbulo para advertir de lo azucarado del post, pero qué vamos a hacerle, #amímegustaasí.
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Filtro Ícarus de mi PC (Huawei, señoras) |
Por eso mi corazón dio una doble pirueta mortal con salto del ángel al vislumbrar esta colección de Too Faced: La vida es un festival, claro que sí, ni un carnaval ni una tómbola, un precioso festival de feria antigua con carrusel dorado y unicornios.
La edición incluye cuatro, nada menos que cuatro de sus barra de labios La creme (maravillosas), en colores imposibles de fantasía: lágrimas de ángel, lágrimas de hadas, lágrimas de sirena y lágrimas de... ¡¡¡unicornio!!!
Quiero los cuatro, así como primera previsión consumista y deseo condicional, pero aterrizando en el planeta tierra, quiero el último.
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#nofilter en ésta y en las restantes imágenes del post |
Pero antes de extasiarme con los labiales, hablaré de uno de los dos objetos de culto de la colección.
Por un lado ofrecen una paleta de sombras de ojos a mí no me tienta (pero es que en el apartado paletas me reprimo muy mucho, por algún lado hay que reconducir la gula o lujuria cosmética), y por otro este maravilloso bronceador iluminador: unos polvos de sol con chispa plateada absolutamente enloquecedores.
Tienen un unicornio estampado que me daría pena estropear (pero con delicadeza puede sobrellevarse, Sara de Sephora me ayudó a hacerlo), y cuestan ”la tontería” de treinta y dos euros (al menos no llegan a los cuarenta de otras ediciones). No digo que sí ni que no caeré: me fascinan demasiado.
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En mis vídeos destacados de Instagram os he dejado swatches en movimiento de todos los labiales: el de ángel es demasiado claro pero me encanta, el de sirena tiene un punto fabuloso (que en la boca no es verde) de oscuridad acuática, el de hadas deja un tono fucsia alegre translúcido magnífico y...
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